Trucos para que los niños se laven las manos con frecuencia
Que los niños se laven las manos bien suele ser motivo de preocupación de sus progenitores, y ahora más. Y es que una de las principales normas higiénicas, de ahora y de siempre, es lavarse las manos con agua y jabón. Eso sí, si algo nos ha dejado esta pandemia es que, a muchos, nos ha enseñado a lavarnos las manos de forma correcta y con mayor frecuencia de la habitual.
Sin embargo, es normal que nos preocupemos por los más pequeños de la casa. Ellos, que tan bien lo están haciendo, son por naturaleza inquietos y más despreocupados, por lo que ¿hasta qué punto estarán pendientes de lavarse las manos con frecuencia cuando puedan volver al colegio o a jugar con sus amigos?
Como para casi todo lo que afecta a los niños, la solución es esta: jugando. Hoy os traigo dos ideas para que fomentemos ese hábito tan necesario y los niños se laven las manos con frecuencia.
El juego del virus
Este juego, idea del enfermero Santiago Santana, es muy sencillo y podéis ponerlo en marcha en cualquier momento.
Solo necesitaremos un rotulador o bolígrafo. Pintaremos en el dorso de las manos del niño un monstruito, que representará a un virus. El juego consiste en que, a base del lavado de manos, al final del día debe haberse eliminado totalmente ese dibujo.
El experimento del contagio
Otra forma de hacer que los niños se laven las manos con regularidad es mostrarles su eficacia. El hecho de que los virus y bacterias sean invisibles a simple vista no nos lo pone fácil. Por ello, con este sencillo experimento podemos mostrar lo que ocurre cuando nos lavamos las manos.
Para ello, llenaremos de agua un bol o un plato sopero. A continuación, añadiremos pimienta molida en él, preferentemente negra, para que se vea bien. La pimienta flotará en la superficie del agua, y representará a los virus.
Le diremos al niño que introduzca el dedo en el agua. Cuando lo saque, se le habrá quedado adherida parte de la pimienta molida.
A continuación, le limpiaremos el dedo y le pondremos jabón en la superficie del mismo. Le pediremos que introduzca de nuevo el dedo en el agua. Podremos observar que las partículas de pimienta se alejan, y que el niño puede sacarlo del agua sin restos adheridos.
Saludos,
Sandra