Cómo evitar las rozaduras de los zapatos
El cambio de armario que ya estaréis haciendo, o a punto de hacer, también lleva aparejado el cambio de zapatos. Eso sí, también probablemente saquemos del armario las rozaduras y ampollas en los pies, tan propios de principio de temporada, y es que pocas veces nos libramos. Y si los zapatos son nuevos, su estreno se convierte en una especie de lotería en la que no sabemos en qué momento aparecerá esa molestia en forma de ampolla, ¿verdad?.
Como yo ya tengo nietos, creo que tengo potestad para daros unos trucos de abuela que os ayudarán a evitar o minimizar las rozaduras de los zapatos:
- Es fundamental mantener un correcto cuidado del pie: hidratadlo a diario con crema y cortaros las uñas de forma en línea recta, no redondeada. No está de más que visitéis regularmente al podólogo para que os vigile el estado de las mismas.
- Realizad el cambio de zapatos de forma progresiva, es decir, no paséis de un día para otro del calcetín y bota a la sandalia. Mejor, id destapando el pie poco a poco.
- Aunque suene evidente, aseguraos de elegir la talla correcta de calzado. Todos tenemos un pie ligeramente más grande que el otro, así que probáoslo en ambos pies, vigilad que no os apriete en el que tengáis más grande y que haya un espacio desde la punta de los dedos hasta la punta del zapato.
- Una vez en casa, podéis untar crema de manos en las costuras de vuestros zapatos de piel. Esto las reblandecerá y evitará molestias y roces.
- Y si descubrís que, pese a todos estos cuidados, el zapato finalmente os aprieta, antes de arrinconarlo en el fondo del zapatero probad el siguiente remedio: introducid unas bolsas herméticas con agua en cada horma, y metedlos en el congelador durante varias horas. Cuando los saquéis, calzároslos con unos calcetines durante un buen rato. Así irán adaptándose a la forma de vuestro pie.
Saludos, Sandra
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