¿Por qué es bueno abrazarse?
Uno de los comportamientos más característicos del ser humano, que además supone el principal método de demostración de afecto del mismo, es el abrazo. Y es que todos estaréis de acuerdo conmigo en que los abrazos son tremendamente reconfortantes. Quizá porque los abrazos se asocian a la sinceridad (nadie da abrazos falsos), el caso es que llevan aparejados un montón de bondades que no debemos olvidar cuando creamos que alguien puede necesitar un abrazo. ¿Sabíais de los beneficios de los abrazos?
Pues sí, el abrazo provoca beneficios a nivel no sólo psicológico, sino también físico. Ello se debe a una orquesta de hormonas que se liberan cuando nos abrazamos. Las principales implicadas son la oxitocina, la dopamina y la serotonina. Aunque no sepáis exactamente qué hacen, seguro que alguna vez habéis escuchado hablar de ellas de forma positiva. Y es así, puesto que son las encargadas de mejorar el ánimo, en forma de tranquilidad, amor y optimismo. Por el contrario, se reduce la producción de otra hormona menos amigable, el cortisol, que se relaciona directamente con el estrés.
Así que, al abrazarnos, provocamos una cascada de efectos secundarios muy placenteros. Estos son los beneficios de los abrazos:
- Aumenta la sensación de protección y seguridad, inherente al ser humano y clasificada como una de las principales necesidades naturales, que es fundamental tener satisfecha para un adecuado desarrollo emocional.
- Aumenta la confianza en nosotros mismos, así como la autoestima. Ante un abrazo se descarga tristeza, estrés y ansiedad.
- Al abrazarnos se liberan en el torrente sanguíneo glóbulos blancos de nueva creación, por lo que aumenta nuestro sistema autoinmune.
- Además, el sentimiento de relajación que provoca también ayuda a liberar tensión muscular, por lo que se alivian muchos dolores provocados por esta causa. No es la única tensión que mejora, pues también se reduce la tensión arterial.
Con tantos beneficios, ¿quién puede y quiere resistirse a un abrazo?
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